Leannan tenía claro que ese día no era como cualquiera, sentía una opresión en su estómago, estaba
ansiosa y temerosa a la vez, presentía lo que se vendría desde el momento en que cruzara el umbral de aquella puerta, sabía que las cosas ya nunca serían como antes, que a partir de entonces debía desatarse el caos en su interior y salir a relucir todo lo que desde hace años tiene para mostrarle al mundo. Parada frente a la puerta se decía a sí misma:
- Tú quisiste estar aquí, ahora no te puedes correr, entra, entra ahora y no seas cobarde.
Al ingresar visualizó unos seres que la observaban con detención, ella tardó un poco en reconocerlos, sin embargo, lo hizo, pues recordaba los relatos de sus amigos.
Repasaba sus caras una y otra vez. Se deleitaba siguiendo cada movimiento realizado, todo era algo nuevo que observar y aprender. Sabía que desde hoy tendría mucho que aprender de ellos.
Por el resto de los habitantes, había uno en especial que llamaba su atención por el carisma y desplante que demostraba, se asemejaba a un duendecillo y daba vueltas por toda la sala conversándole al resto…
-Lo primero que quiero mostrarles es como la ciudad puede ser vista como un ESCENARIO DE MÚLTIPLES ACCIONES; en distintos tiempos y lugares nos relata historias, huellas y acontecimientos.
Leannan escuchaba todo hasta el momento en que se les pidió comenzar el juego. Aquí, ella y sus nuevos compañeros se levantaron y comenzaron a dar forma a este nuevo mundo.
Así comienza la aventura de nuestra amiga por este intrincado mundo donde quizá que cosas le esperan…
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